Daniel Libeskind, maestro de expresión arquitectónica y líneas discontinuas, diseñó su primer edificio residencial en Berlín. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el sitio pertenecía a una planta metalúrgica. Ahora aquí está el complejo zafiro.
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Hay 73 apartamentos en el edificio. Está coronado por su espacioso ático, con ventanas panorámicas, una sala de estar con dos luces y acceso a la terraza de la azotea. En la planta baja hay tiendas, parking y zona pública exterior. Las características especiales del edificio son paredes “inclinadas”, esquinas afiladas y ventanas asimétricas. Las técnicas favoritas del arquitecto no solo agregan espacio a las habitaciones, sino que también aumentan la cantidad de luz natural.
La fachada es un mosaico de efecto tridimensional diseñado por Daniel Libeskind para Casalgrande Padana. Se utilizaron más de 3,500 azulejos, y casi todos eran formas no estándar. El acabado no solo cumple una función decorativa: gracias a un revestimiento especial, la superficie de la loseta se limpia solo, lo que hace que el aire esté más limpio y limpio.