Hace cuarenta años, un soñador florentino fue a estudiar a Londres. El estudio se desvaneció rápidamente en el fondo: Andrea Dalian fue capturada con una sed de coleccionar antigüedades. Los coleccionistas apasionados dicen que su pasión es como una enfermedad, es imposible recuperarse de ella. Al mismo tiempo, este pasatiempo brinda una incomparable alegría de descubrimiento, cualquier coleccionista se siente como un pionero. Todo esto le pasó a Andrea. Allí, en Londres, por primera vez, plata vieja cayó en sus manos: teteras de la era georgiana, candelabros del siglo XVII, platos cubiertos con una pátina centenaria, una escultura con vestigios del tiempo ... Andrea literalmente enfermó con plata antigua.

Ahora su colección de productos de plata es una de las más representativas de Italia. Con el tiempo, las prioridades se definieron más claramente. Así que, ahora en la esfera de sus intereses, en primer lugar, la plata estadounidense, en particular, la famosa marca TIFFANY, y los pequeños plásticos de finales del siglo XIX. Andrea no solo vende antigüedades, sino que también se ocupa de la restauración, y también hace réplicas de diseños antiguos.