Como resultado, no es necesario vivir en Delft para ser un Vermeer. Al menos ahora, cuando el tiempo se está acelerando, los límites se están volviendo permeables, y las últimas tecnologías están listas para hacerlas completamente condicionales. Por ejemplo, este interior se encuentra en Kazan, donde viven sus autores. Paradoja: el artista una vez capturó el interior con una luz sorprendente en el lienzo, y hoy, varios siglos más tarde, los arquitectos han transferido la "imagen" al espacio tridimensional. Pero bastante original, sin analogías directas con respecto a los tipos interiores de Vermeer. Trabajaron con impresiones. Lo principal en el interior acabado es una sensación de libertad, aire y luz natural iridiscente.

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