El techo de cajones, la puerta puntiaguda, las vidrieras antiguas, los patrones gruesos y la pintura en la pared que representa al propietario como un caballero son un homenaje al tiempo y al estilo original. En un interior similar, donde el tema histórico se desarrolla en bagatelas, es mejor ocultar todo lo que no corresponde a una era determinada, incluso un panel de TV y una computadora portátil.

Las "relaciones" de retratos, espejos y puertas son tales que, desde ciertos ángulos, la composición se parece a las obras maestras de la pintura clásica, donde el espectador se siente involuntariamente incluido en el espacio de la imagen. Así está aquí: el visitante se siente uno de los "héroes" de este espacio y, además, de una larga historia.