Hay otra versión del estilo palaciego, mucho más modesta y cercana a la realidad histórica. Un objeto del pasado toma una cosa: una forma, una decoración o un motivo. Todo lo demás cambia con miras al presente. Por ejemplo, una tapicería con un patrón de la bandera estadounidense aparece en la silla de Luis XIV, las copas crecen en el candelero, los putti tocan golf y todo ese jazz. Este es un estilo de palacio para los intelectuales.