- Irina, ¿cómo surgió la idea de participar en un negocio tan peculiar: edredones y almohadas de una calidad especial? Después de todo, su biografía del primer modelo ruso en Nueva York en 1990 parece no tener nada que ver con esto ... En general, todo en la vida está conectado. Cuando me fui a Nueva York, en esos años llegué inmediatamente al centro del mundo, al centro de posibilidades, gustos, entre las personas más interesantes. Allí, en Nueva York, me sumergí en el mundo de la arquitectura y el diseño. Estudié allí no solo los estilos americanos modernos en diseño de interiores, sino también aquellos aspectos que acompañan un cierto nivel de vida. Sobre todo me gusta la estética de Wright: es lujo y ascetismo al mismo tiempo. La estética en sí misma revela tanto la forma de pensar como la forma de vida de una persona ... Por lo tanto, cuando comencé mi propio negocio en Rusia, mis principios básicos ya estaban formados.

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